Facebook Twitter WhatsApp

El llamado de un vecino al 911, el viernes 24 de octubre, puso en alerta a la mesa central de operaciones de que se había producido el robo de dos camiones cargados de mercaderías del depósito de una fábrica ubicada en el barrio San Francisco.

Mesa central de operaciones envió de inmediato a personal de la brigada de Hurtos de la Seccional 1ª de policía. Al llegar el personal policial constató junto al encargado de la empresa que personas desconocidas habían entrado al depósito después de romper una reja y un vidrio.

Una vez adentro eligieron llevarse dos camiones que estaban cargados de mercaderías. Uno de los vehículos era un Hyundai repleto de mercadería diversa, y con el tanque de combustible lleno. El otro fue un camión Chaná, con carga de mercadería y un cuarto de tanque de combustible.

La mercadería robada fue tasada en unos 203 mil pesos (algo más de 8.000 dólares). A partir de estos datos la policía comenzó la indagación. Se obtuvo pistas que les permitió empezar a construir una hipótesis sobre la identidad de los autores.

Cuando se estaba en el proceso de recabar y cotejar pistas, se recibió la información de que en el barrio Hipódromo habían visto un camión Chaná con señas similares a las del sustraído de la fábrica. Se envió personal policial al lugar, el que pronto dio con el camión y confirmó que era uno de los robados.

La recuperación de uno de los camiones y algunos testimonios adicionales recogidos permitió a los investigadores de la brigada de Hurtos llegar a la convicción de que en el barrio San Gabriel podría estar el otro camión. Fue confirmado este dato también.

El camión presentaba daños en el tablero, particularmente en le cuenta kilómetros, y en el frente del aparato de radio. Dentro del furgón había todavía 27 cajas de cartón conteniendo mercadería diversa, parte de la que se habían llevado. Policía Científica se incorporó a la investigación recabando pistas del camión.

El cruce de las pistas obtenidas puso a los investigadores en la evidencia aportadas por testigos de que en los alrededores de donde aparecieron los camiones robados se había visto circulando una camioneta Renault Trafic.

Realizados los chequeos del vehículo en cuestión se estableció que su propietario era un hombre con antecedentes penales que tiene un negocio en el barrio La Capuera. El caso parecía encaminarse a ser cerrado: el negocio de La Capuera podía ser la boca de salida para la mercadería robada a la fábrica.

Los investigadores obtuvieron del juzgado Penal de 10º turno una orden de allanamiento para el domicilio del sospechoso, que está ubicado en el barrio Cerro Pelado.

Practicado el allanamiento se incautaron del lugar una camioneta Nissan Trade 2.0, tres bidones de gasoil, una máquina para realizar soldadura eléctrica, dos handys con sus respectivos cargadores de baterías, una garrafa de gas de 13 kilos, una batería chica y un cargador.

También se incautaron 43 cajas con productos robados de la fábrica, documentación, 900 pesos, un teléfono celular, y un auto Nissan Sentra.

A partir de este procedimiento se tuvo los datos para interceptar un Fiat Uno gris, en avenida Lussich y avenida Chiringuito, en el que viajaban dos hombres. Uno de los hombres detenidos era el posible cerebro del robo a la fábrica. Marcharon con detenidos y el auto a la comisaría.

Cuando prácticamente el caso lucía cerrado, se tuvo información de los interrogatorios a los detenidos y demorados, de que en una vivienda de La Capuera habría más mercadería sustraída de la fábrica. Ubicada y registrada la vivienda aparecieron otras 46 cajas con mercaderías provenientes del robo.

La juez a cargo de la investigación se pronunció en las últimas horas disponiendo el procesamiento de C.A.A. (iniciales de nombre y apellidos), como autor de un delito de hurto agravado. La juez dispuso que el acusado fuera internado de inmediato a cumplir con prisión preventiva mientras se completa esta instancia primaria del proceso.